Paladares

Poco sé y lo poco que sé,
tal vez sea nada ante los entendidos:
Cabernet, Merlot, Petit Noir,
Torrentés, Chardonnay, Sauvignon Blanc,
placenteros vinos tintos y blancos tradicionales,
de aromas a barrica, a clavo de olor,
a viejo oriente, al sur suramericano.


Tal vez sólo sé de algunas cosechas tardías
o del vino que vende don Pedro en la tienda del barrio.
Lo que sí sé con precisión
es catar el vino que se desprende del corozo
o simplemente hecho jugo vivo y llamativo.
Lo que sí sé con precisión
es catar lo agridulce del tamarindo hecho refresco,
lo bueno de la chicha de maíz a plena luz del día
y para el estrellato un agua ´e panela con limón.

No me hablen sólo de caviares,
pescados azules, langostas y langostinos,
háblenme también de un bocachico sudado con coco,
de un mote de queso, con mucho queso derretido,
háblenme de guandúes con carne salada
o simplemente de un arroz recién hecho,
-esponjoso y calientitoespolvoreado
con queso costeño rallado
y acompañado de un pecoso guineo maduro.

No me hablen sólo de chefs internacionales,
pregúntenme por la sazón de mi madre
y les aseguraré que es la mejor.

No me hablen sólo de grandes,
lujosos y costosos restaurantes;
con precisión les puedo decir
que la humilde cocina de la señora Sonia,
criolla, típica y casera,
es un restaurante diez estrellas.

Brindo con chicha, corozo y agua ´e panela
por la excelencia en la cocina de mi madre.



Del Capítulo: A fuego lento 
 -de los arraigos y del rescate
de nuestra identidad Caribe,
a través de la cocina-

Concierto sobre el fuego
© Dina Luz Pardo